¿Quiénes somos?
Somos un centro experto en moldeamiento corporal, peluquería, cejas, pestañas y faciales dedicados a cuidarte como mereces.
¡La vida está llena de procesos y matices, se los puedo asegurar!
Que lindo es mirar atrás para recordar con amor y humildad, cómo empecé este camino. Siempre de la mano de Dios, de mi madre, de ustedes y de todo el hermoso equipo de trabajo que me acompaña para que La Casa Rosada tenga éxito.
Aquí les habla una mujer soñadora, pujante y perseverante, la que un día comenzó con su SPA móvil, casa por casa trabajando con amor y soñando en que todo se haría realidad.
Hoy, La Casa Rosada es mi proyecto de vida hecho realidad y lo puedo resumir en tres palabras: amor, pasión y calidad en cada uno de los servicios que ofrecemos.
Gracias a quienes han sido parte de este proceso, estamos convencidos que lo mejor está por venir. Los amo.
Karen.
Me encanta pasar una relajante tarde de belleza allí, cada uno de sus espacios, especialmente diseñado para que sus clientes tengan una experiencia única en cada servicio.
Angélica Ramirez
Si estás en Santa Marta y necesitas un masaje o arreglarte las uñas visita la Casa rosada, son muy amables y cordiales.
Viviana Tejada
Si estás en Santa Marta y necesitas un masaje o arreglarte las uñas visita la Casa rosada, son muy amables y cordiales.
Brenda Rivera
Si estás en Santa Marta y necesitas un masaje o arreglarte las uñas visita la Casa rosada, son muy amables y cordiales.
Sebastián Fontalvo
Me encanta pasar una relajante tarde de belleza allí, cada uno de sus espacios, especialmente diseñado para que sus clientes tengan una experiencia única en cada servicio.
Angélica Ramirez
Si estás en Santa Marta y necesitas un masaje o arreglarte las uñas visita la Casa rosada, son muy amables y cordiales.
Viviana Tejada
Si estás en Santa Marta y necesitas un masaje o arreglarte las uñas visita la Casa rosada, son muy amables y cordiales.
Brenda Rivera
Si estás en Santa Marta y necesitas un masaje o arreglarte las uñas visita la Casa rosada, son muy amables y cordiales.
Sebastián Fontalvo